La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, por acuerdo conjunto decretado con la resolución A/RES/63/2009[1], estableció el 22 abril, como la fecha internacional dedicada para conmemorar a la Madre Tierra; expresión común en la diferentes regiones, países y culturas para referirse al planeta Tierra[2], en virtud de la concepción coincidente del origen de la vida en todas sus formas de expresión. Se busca a través de esta celebración, generar conciencia ecológica en la humanidad, de ahí que, se le asocie con la protección de los ecosistemas y la biodiversidad.
En cuanto a la concepción de la Naturaleza, el relato hebreo de la creación es el mayormente difundido, principalmente por su adopción en el canon cristiano expandido por el Imperio Romano, al oficializar la religión católica por decreto del Emperador Constantino[3] en sus territorios y que permanece latente hasta hoy. Sin embargo, existen otros relatos, provenientes de otras cosmovisiones incluso más longevos, que narran la creación de la vida y la conexión con la Madre Tierra. Así para los babilonios llaman Tiamat a la madre del cosmos, quien conjuntamente con Apsu[4], lo renuevan durante la celebración del Akitu[5]; en mitología griega Gaia[6] es la portadora de la vida, de ella emerge todo lo que conforma el cosmos. Para las poblaciones en el Abya Yala[7], en la Madre Tierra ven a la Naturaleza, de quien la vida brota; así para los mayas la diosa Ix Chel, representa la fertilidad, el amor y el agua[8]; los mexicas ven en Coatlicue[9]a la diosa madre; mientras que, en la región andina los pueblos quechua y aymara, se refieren a ella como Pachamama, y los kichwa otavalo la nombran «allpa-mama»[10].
Si bien durante el renacer las ciencias, que principalmente se afinca en dar luz al pensamiento grecolatino, la idea de separación y superioridad humana sobre la Naturaleza, arraigada durante el periodo medieval, permanece latente en el pensamiento humano. Aunque se marca distancia con la idea religiosa, los pensadores políticos como Machiavelli, John Locke, Jean-Jacques Rousseau, coinciden en resaltar la postura dicotómica con la Naturaleza, un entorno salvaje del cual el hombre tiene que apartarse[11] para ser parte de la sociedad; posturas que incidieron en la construcción de las estructuras sociales, jurídica y política del Estado Moderno y que forjaron la base del constitucionalismo tradicional. Países como México, Brasil y aquellos surgidos en la región, tras alcanzar su independencia en el siglo XIX, se alinearon con estas posturas, desestimando las concepciones y forma de comprender la vida y su relación con la Naturaleza emanada de la cosmovisión de las poblaciones originarias, justificando la idea de una sociedad común e igualitaria través de una única identidad, que vio en la Naturaleza solo una fuente de recursos para proveer riqueza.
Precisamente, esta visión mercantilizada, se acentuó con la revolución industrial «que despertó un deseo voraz por […] el consumismo de productos y el despilfarro de los recursos naturales»[12], y con la implementación del modelo económico de desarrollo capitalista, que la cataloga como mera mercancía[13], de la cual puede disponer el “hombre”[14], en virtud de que «las formas de vida carecen de valor intrínseco, de integridad y de reconocimiento como sujetos»[15]; los “hombres” – aunque no todos, solo aquellos dueños del capital económico – disponen de la vida, como las leyes de mercado lo determinen, otorgando importancia en la preservación de los ecosistemas y la biodiversidad conforme con su utilidad y explotación[16]. La Naturaleza dejo de ser la Madre Tierra y fue convertida en objeto de apropiación y consumo.
En la década de los 70’, del siglo pasado, tras advertir los efectos contaminantes de las invenciones creadas durante la revolución industrial, nuevas prospectivas de entender la relación con la Naturaleza comienzan a resonar con fuerza. En el así llamado mundo occidental, el profesor Christopher D. Stone, con su ensayo Should Trees having Standing? Toward Legal Rights for Natural Objects[17], revolucionó el espacio académico, al considerar que los árboles son titulares derechos propios; tema que de igual forma se aborda en el ámbito judicial, con la sentencia emitida por la Corte Suprema de los Estados Unidos en 1971 en el caso Sierra Club versus Morton[18], de la que se destacan los votos disidentes del Justice Douglas, quien se pronunció a favor de reconocer calidad jurídica a los bosques y legitimar a las asociaciones civiles para demandar la protección judicial, cuando estuviera en riesgo su integralidad, y del Justice Brennan, para quien, tomando en cuenta la importancia en la construcción del derecho del precedente judicial, era necesario que la Corte resolviera este tipo de casos, superando el formalismo procesal, para garantizar otras forma de tutelar a los entes naturales. En el ámbito internacional, se adoptan las primeras disposiciones para contener las acciones antrópicas y sus efectos en la Naturaleza, la Declaración de Estocolmo de 1972[19], aunque mantuvo la centralidad humana basada en la postura dicotómica de separación de la Naturaleza, enumera una serie de compromisos con base en la cooperación internacional, para garantizar la integralidad de los espacios ambientales para el desarrollo de la vida humana.
La idea para generar un radical cambio y reanimar la conciencia ecológica de la humanidad, provino de la latitud andina, de donde emergieron las cosmovisiones ancestrales, que sobrevivieron a los siglos de dominación colonial y al proceso de asimilación en la conformación de los nuevos Estados, cuya resistencia mostro que, otra forma de crecimiento es posible, afincada en el respeto de la integralidad de la Naturaleza, sin que ello implique debilitar a la humanidad[20]. En su cosmovisión, las celebraciones a la Madre Tierra son una constante, que muestran con la realización de rituales, mediante los que conmemoran la pertenencia a la Naturaleza, y le agradecen por los elementos que les brinda para vivir en esa plenitud, enfatizando el vínculo infinito sagrado de unión con la Madre Tierra, en un ciclo eterno que permanece inmutable en el tiempo. La Naturaleza brinda a todos los seres – no solo la humanidad – los elementos que precisan para alcanzar el sumak kawsay[21]o suma qamaña[22] – traducidos interculturalmente como vida plena - desde el equilibrio de todas las partes.
Una visión de complementariedad y relacionalidad, que ha sido considerada por la ciencia con la hipótesis Gaia en 1969, presentada por James Lovelock y Lynn Margulis[23], denominada así en clara referencia a la diosa madre en la mitología griega[24]; mediante la que se afirma – a grandes razgos - que el planeta es un súper organismo que modifica de forma constante su composición interna y con ello garantiza su supervivencia, lo que puede entenderse como una reinvención cíclica – la ciclicidad está también presente en la cosmovisión andina para grantizar la integralidad de la Madre Tierra- que trasciende en su existencia infinita. El propio Lovelock, al estudiar la composición atmósferica, detectó que para garantizar la vida de todos los seres, debe existir una interacción activa con está[25].
Una propuesta contrahegemónica al desarrollo, que cobro relevancia en la primera década del siglo XXI, principalmente por retomar una visión holística de complementariedad y equilibrio, fue impulsada por las poblaciones originarias en el sur americano, que por primera vez fueron parte activa en un proceso constituyente, dando paso a una revolución constitucional que supera -rediseñando algunas de sus instituciones - el constitucionalismo tradicional – al incorporar también instituciones y principios que emergen directamente de la cosmovisión andina- que se reflejan en la concepción de la Madre Tierra. Así en las constituciones de Ecuador de 2008 y Bolivia de 2009, la Pachamama/ Madre Tierra, en quien ven reflejada a la Naturaleza, es reconocida por su propio valor y se establece una forma crecimiento social, político, jurídico y económico entre ella y la humanidad.
Precisamente, esta es la relevancia de establecer un día especial para conmemorar a la Madre Tierra, porque recuerda su importancia y ello, pone en contexto, que existen otras formas de comprenderla, en la que su protección -incluso jurídica- no depende del beneficio o el uso que la humanidad históricamente le ha conferido, sino porque, es el origen de todas las formas de existencia. Que este día nos recuerde que, si continuamos en la directriz marcada por el consumismo que fomenta su depredación, sino escuchamos su voz de auxilio que se refleja en lo que hemos llamado cambio climático y que no es otra cosa, que las consecuencias de nuestros actos y la impasividad generacional para concientizarnos en las formas y mecanismos de producción económica, seremos nuestros propios victimarios y los asesinos de toda la vida.
Nota. Algunos de los aspectos aquí tocados, se abordaron durante la entrevista conducida por la Dra. Sonia Zavala López, para el programa radial de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos del Estado de Michoacán (México), “Hablemos de los Derechos Humanos”, dedicado a la celebración de la Madre Tierra, trasmitido el 18 de abril de 2023, por la emisora Radio Nicolaíta, una frecuencia auspiciada por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, máxima casa de estudios en la entidad federativa.
* Mayra A. Rodriguez Avalos é doutora em Diritto Publico Comparato pelo Departamento de Ciência Política da Università degli Studi della Campania Luigi Vanvitelli (Unicampania, Itália). Master em Diritti e Sicurezza Umana pela Università Milano-Bicocca (Bicocca, Itália). Master em Derecho Procesal Penal pelo Instituto de Estudios Superiores en Derecho Penal (México). Licenciada em Derechos pela Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (México). Estudos em "técnicas de litigación" pelo INECIP (Argentina). Advogada litigante (México) e diretora de litigância do projeto Ruptura.
[1] Adoptada en la 80°sesión plenaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 22 de abril de 2009. [2] Asamblea General de las Naciones Unidas, A/RES/63/27, párrafo quinto. [3] El cuál no contempla la figura de los femenino como deidad creadora, reduciendo la intervención de la mujer, como la portadora del mal en el mundo a través del pecado original. [4] Cfr. Rosemary RADFORD RUETHER, Gaia e Dio. Una teologia ecofemminista per la guarigione della terra, editorial Queriniana, 1995, 26 ss. [5] Fiesta del año nuevo babilónico, en el que se recitaba el poema Enuma Elish durante el cuarto día, en su honor. a [6] Denominada así por Hesíodo en su obra Teogonía, en la que explica el origen de los dioses. [7] Posteriormente llamada América por occidente. Literalmente significa tierra en plena madurez. Sobre este argumento ver a Miguel Ángel LÓPEZ HERNÁNDEZ, Encuentros en los senderos de Abya Yala, Quito, ediciones Abya Yala, 2004. Sobre la identificación del Abya Yala, como el nombre propio del continente en Serena BALDIN, Il buen vivir nel costituzionalismo andino, profili comparativo. Giappichelli Editore, Parlermo, 2019. 38. [8] Traducida al castellano significa mujer arcoíris. Para profundizar en el tema, en Ernesto DE LA TORRE VILLAR, Lecturas históricas mexicanas, Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, México, D.F., 1998, 104-108. [9] Representa tanto la vida, como la muerte, como parte del destino del todo. Ver en Carlos D’ORS FÜHRER, Quetzalcóalt y Cuatlicue, en Cuadernos Hispanoaméricanos, número 449, 1987, 7-28. [10] Nina Paccari VEGA CONEJO, Naturaleza y territorio desde la mirada de los pueblos indígenas, en Antonio Luis HIDALGO-CAPITÁN, Alejandro GUILLÉN GARCÍA, Nancy DELEG GUAZHA (Eds.) Antología del Pensamiento Indigenista Ecuatoriano sobre Sumak Kawsay, Centro de investigación en migraciones (CIM), 2014, 129-132, 130 [11] Mayra Angélica RODRÍGUEZ AVALOS, La tutela de la Naturaleza en los sistemas jurídico de Ecuador y Bolivia. Una propuesta para la circulación de modelo al sistema jurídico mexicano. Tesis Doctoral, Università degli Studi della Campania Luigi Vanvitelli, Dipartimento di Scienze Politiche Jean Monnet, Caserta, 75. [12] En general en Jaime OLIVEROS L, Néstor CASTAÑEDA, Guillermo PEÑARANDA, Revolución industrial y su impacto en el medio ambiente, revista Lumen Gentium, volumen 6, número 2, 2021, 9-22, 14. [13] Cfr. Nuria BELLOSO MARTÍN, El debate sobre la tutela institucional: generaciones futuras y derechos de la Naturaleza, Cuadernos de Democracia y Derechos Humanos, Universidad de Alcalá, 2019, 171.; J. SANCHÉZ PARGA, Discursos retrorevolucionarios: Sumak Kawsay, derechos de la Naturaleza y otros pachamismos, en Debate número 84, Quito. 2011, 43 [14] Intencionalmente se mantiene la denominación del hombre para referirse a la humanidad, en virtud de que justamente la superioridad humana, se construye también desde una visión patriarcal que asimila a la mujer y le desconoce su identidad. [15] Vandana SHIVA, Manifiesto para una democracia de la tierra, Barcelona, editorial Paidós, 2006, 11 [16] En general en Eliseo CRUZ VERGARA, “Naturaleza, sociedad y conocimiento”, en Diálogos, número 90, 2007, Universidad de Puerto Rico, 91-108. [17] Para profundizar en el tema, ver el análisis de Leura DALLA RIVA. Os direitos da Natureza segundo C. Stone e o caso Sierra Club, projetoruptura.org [18] Caso Sierra Club V. Morton, Secretary of The interior, Et Al. Certiorari To The United States Court Of Appeals For the Ninth Circuit no. 70-34. Argumentado el 17 de noviembre de 1971. Decidido el 19 de abril de 1972. [19] Las siguientes declaraciones de Río en 1992 y Johannesburgo en 2002, mantienen la centralidad humana, aunque establecen una serie de obligaciones de esta para con la Naturaleza. [20] Cfr. Sergio MUÑOZ FONNEGRA, Ampliando la moral: Reflexiones sobre la consideración moral de la Naturaleza, en Bajo Palabra. Revista de Filosofía. II época, número 9, 2014, 203-212. [21] Principio ancestral quechua [22] Principio ancestral aymara [23] Esta teoría se basó en la idea presentada por el considerado padre de la geología James Hutton (1726-1797). [24] Lo que provocó como sostiene el autor Erwin Andrei Hortua Cortes, que en el campo científico fuera tildada de mística. [25]Cfr. Erwin Andrei HORTUA CORTES, James Lovelock, Lynn Margulis, Hipótesis de Gaia, Universidad distrital Francisco José Caldas, 2007, 2.
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