Autor: Aline Michele Pedron Leves*
Traducción de Eduardo Camargo Olyntho de Arruda
El último (e inacabado) libro de Ulrich Beck, “La metamorfosis del mundo: nuevos conceptos para una nueva realidad”, traducido y publicado en Brasil en el año de 2018 por la Editora Zahar, es una obra emblemática y de gran alcance. Con un carácter teórico completamente original, es muy oportuna para reflexionar sobre la nueva realidad actual y su complejidad. El autor desarrolla en este trabajo un análisis profundo de diversos eventos y su respectiva convergencia en aquella que él denomina como sociedad de riesgo (2011; 2016). Su punto de partida radica, precisamente, en la distinción entre las transformaciones sociales (presentes en muchos momentos de la historia) y la metamorfosis del mundo (un fenómeno singular). Esta última consiste en una transformación radical y que produce impactos para todos los actores políticos y sociales del planeta.
De hecho, la nueva realidad mundial actual es muy compleja y, en cierto sentido, difícil de comprender. Sin embargo, los numerosos intentos por comprenderla son cada vez más exhaustivos y pertinentes. Entre estas iniciativas destaca la propuesta por Ulrich Beck. La tesis del sociólogo alemán es que el mundo está experimentando no una gran transformación, sino una verdadera metamorfosis[1]. Pero, ¿quién es Ulrich Beck? Nacido en 1944 en Alemania, enseñó sociología en la Universidad de Múnich, Harvard y la London School of Economics and Political Science. A lo largo de su carrera, Beck ha escrito una serie de contribuciones pioneras a la teoría social contemporánea.
En relación a la obra “La metamorfosis del mundo: nuevos conceptos para una nueva realidad” (2018), se puede decir que es un libro de madurez. Es una verdadera compilación de los trabajos actuales y más influyentes de Ulrich Beck, que evidencian un entrelazamiento y una maduración teórica a lo largo de su trajetoria académica. Es importante señalar, sin embargo, que el pensamiento del autor aún estaba en construcción[2] y pasando por transformaciones. Aún así, el análisis que realiza es profundo e innovador. Su tesis es que el mundo actual está experimentando una transformación tan intensa y radical que modifica el modo en que los seres humanos se sitúan en el mundo, la forma en que imaginan, pensan, planifican y hacen política, siendo necesario pensar en una nueva palabra para descifrarla, cual sea: metamorfosis. Esta expresión revela la búsqueda por parte del sociologo del nuevo sentido del mundo y su transmutación como resultado de un conjunto significativo de factores extraordinarios.
La estructura del mencionado libro está organizada en tres partes relacionadas y que contienen doce capítulos en el conjunto. En la primeira de ellas, denominada “Introducción, evidencias, teoría”, Beck presenta su tesis central: la diferencia conceptual existente entre cambio/transformación social y metamorfosis del mundo. A partir de ahí, el autor desarrolla concepciones descritivas e interconectadas sobre la metamorfosis mundial. En la segunda parte, denominada “Temas”, el sociologo utiliza los conceptos construídos para el análisis de eventos empiricos, como los relacionados al aumento exponencial de los riesgos, de la desigualdad, de la política y del poder. En la tercera y última parte, designada como “Panorama”, busca el autor construir respuestas a las innumeras cuestiones levantadas a lo largo de las dos primeras partes de la obra.
En el capítulo "Introducción, evidencia, teoría", Ulrich Beck (2018) desarrolla una fuerte crítica al evolucionismo y a la linealidad temporal de la teoría social actual, justificando que estas características se basan en la colonización cultural, tanto en el pasado como en el presente. De hecho, el autor señala tres momentos concretos de cambio histórico: la Era Axial, la Revolución Francesa y las transformaciones coloniales. Además, Beck destaca que el tejido de la sociedad actual se enfrenta a continuos procesos de metamorfosis, que no deben confundirse pura y simplemente con transformaciones. Es más que eso: se trata de un verdadero proceso de "transfiguración" del mundo. Sin embargo, se trata de una teoría difícil de aprehender. Comprender esta situación implica descifrar los impactos, por ejemplo, de una era de comunicaciones digitales que han alterado drásticamente las nociones de tiempo y espacio, acercando polos distantes del planeta y civilizaciones diferentes.
Esto cambió la percepción misma de la sociedad, así como todo el régimen político mundial, que hasta finales de los años ochenta seguía basándose en una división bipolar del poder (Este-Oeste). Con el colapso de la Unión Soviética (1991), la política se reconfiguró y dejó de estar vinculada únicamente a actores e instituciones estatales, lo que debilitó las fronteras tradicionales de los Estados nacionales. Este proceso hizo de la política una actividad con conexiones globales y abrió espacio a nuevos riesgos y posibilidades (como la revalorización del cosmopolitismo). Así, la transición de la era nacional a la era global converge con la idea de metamorfosis, es decir, con espacios de acción no institucionalizados a nivel estatal, ya que la política mundial adquiere una doble contingencia: las reglas específicas y los papeles de los principales actores permanecen indefinidos.
A partir de esta perspectiva, el autor, en la segunda parte de la obra “Temas”, aborda un conjunto de externalidades favorables y desfavorables a la teoria cosmopolita metodologica de la metamorfosis del mundo. En este sentido, subraya inicialmente que esta teoría va más allá las consecuencias exitosas de la modernidad, discutiendo los aspectos positivos de las premisas producidas. Un ejemplo de eso reside en el hecho de que, si es verdad que las ciudades pueden establecer alianzas transnacionales, también es verdad que algunas instancias del orden política estatal se vuleven obsoltas e innecesarias. La humanidad, con eso, pasa a vivenciar eventos positivos y nuevos factos negativos. De esta forma, lo importante es comprender, al margen de un juicio de valor, la actual metamorfosis del mundo.
A continuación, el autor destaca tres dimensiones importantes de esta nueva forma de entender el mundo. La primera radica en la crítica al Estado-nación y al nacionalismo metodológico; la segunda se refiere al registro detallado de las catástrofes que traspasan las fronteras estatales e intensifican la política de invisibilidad[3] de los excluidos; por último, la tercera se refiere al cambio de clases, en el sentido de que se pasa de las desigualdades locales a una perspectiva global de distribución de la renta o de los recursos, lo que también ocurre con los riesgos, que se extienden por todo el mundo a las más diversas regiones y crean las llamadas clases de riesgo. A continuación, el sociólogo aborda la metamorfosis de la política y del poder, proponiendo enfoques sobre las instituciones, las prácticas, las normas y los actores sociales. Con la metamorfosis del mundo, los sistemas y las relaciones jurídicas, políticas, económicas y sociales quedan expuestas, es decir, "las relaciones de definición quedan expuestas y politizadas con cada catástrofe que nos recuerda la globalidad de la sociedad del riesgo y a medida que la lógica de los riesgos globales impregna la experiencia cotidiana" (Beck, 2018, p. 150).
Profundizando en la metamorfosis que se está produciendo en la sociedad mundial, Beck denomina a este momento la era de los efectos colaterales, marcada por el catastrofismo emancipador. Puede definirse sucintamente como la creación de nuevos horizontes normativos que pretenden sustituir el panorama normativo nacional por otro cosmopolita, basado en el concepto de justicia global. Esto significa que las metamorfosis remodelan los fundamentos básicos de la sociedad, ofreciendo oportunidades para otros modos de cooperación, nuevas certezas y solidaridades. En este sentido, el autor desafía la forma en que se analiza el mundo, proponiendo un enfoque innovador basado en la consolidación de instituciones basadas en ideales cosmopolitas. Sin embargo, subraya que esto solo se concebirá a través de una triple dimensión que incluye: nuevas formas de estar en el mundo, de ver el mundo y de hacer o decidir política global. Claramente, como afirma Beck (2018, p. 151), "no se trata solo de nuevos espacios cosmopolitas de acción, sino de nuevos campos de acción y reformas políticas."
Con el objetivo de traer una materialidad real para lo que sostiene, el sociólgo alemán se vale del ejemplo del cambio climático como algo capaz de transmutar el orden político mundial. A pesar de esta ser considerada una verdadera amenaza a la supervivencia de la vida humana, al compararla a un agente de metamorfosis, Ulrich Beck (2018) valida la idea de que este fenómeno ya modificó la forma por la cual las personas viven, pensan y actúan sobre el mundo. Entonces, la dinámica de la metamorfosis viabiliza, en este caso, un catastrofismo emancipador, una vez que las nuevas interpretaciones relacionadas al cambio climático permiten la emergencia de una coletividad consciente y capaz de cambiar el mundo para mejor. Se puede afirmar, entonces, que este seria un efecto positivo resultado de los riesgos, pues los fenómenos climáticos logran modificar la sociedad y las gobernanzas, en la medida en que empiezan a contribuir y a producir bienes comuns y horizontes normativos para las políticas públicas.
Ante esto, Beck señala que el cambio climático, los conflictos sociales, las crisis económicas y otros acontecimientos han llevado al desarrollo de un conjunto de procedimientos de responsabilidad transnacional, es decir, más allá de las fronteras de los estados nacionales; creando así nuevos paradigmas de cooperación global que alteran los estilos de vida y posibilitan la condición humana cosmopolita hacia el progreso social a través de la política de los efectos colaterales -donde la violación precede a la norma. En este contexto, la metamorfosis del mundo se observa a través de tres lentes conceptuales: en primer lugar, la violación crea la norma, ya que la anticipación de catástrofes globales viola normas civilizatorias no positivizadas; posteriormente, esta violación provoca una conmoción en la humanidad y; por último, una catarsis social. En palabras del autor alemán, es precisamente la experiencia de la "catástrofe la que viola las normas "sagradas" de la civilización y de la humanidad y, por lo tanto, crea una conmoción antropológica a partir de la cual las respuestas institucionales se hacen posibles y pueden institucionalizarse a nivel global [...] a través de importantes esfuerzos culturales y políticos." (Beck, 2018, p. 152).
El autor también presta especial atención a la centralidad de la comunicación, sosteniendo que "no hay metamorfosis sin comunicación: la comunicación sobre la metamorfosis es constitutiva de la metamorfosis" (Beck, 2018, p. 166). Esto indica que aunque los riesgos globales son invisibles a simple vista, con la comunicación visual y las imágenes mediadas de las catástrofes se produce un choque antropológico que rompe la invisibilidad de los riesgos. No son las catástrofes en sí las que lo provocan, sino las imágenes globalizadas de los sucesos las que desencadenan una especie de catarsis social, que da lugar a una nueva ética normativa para enmarcar y organizar las estructuras que conforman la sociedad. Por tanto, la percepción de los riesgos y males públicos globales conduce a una reevaluación de las normas que regulaban las decisiones pasadas, de modo que se reformulan ante un futuro incierto.
En particular, los riesgos imponen a todas las democracias la búsqueda de un nuevo orden institucional frente al progreso y la discusión pública sobre el futuro de las sociedades. Ulrich Beck (2018, p. 192) prevé entonces el surgimiento de la intelligentsia digital (inteligencia digital) como una nueva clase transnacional en la sociedad globalizada, que utiliza "la cosmopolitización digital como recurso energético para remodelar el mundo" y que desafía tanto al Estado-nación como a sus ciudadanos. Siguiendo con el libro, con la expresión "juegos de metapoder de la política" (Beck, 2018, p. 195), el sociólogo subraya la existencia de un entrelazamiento real que impulsa la metamorfosis de las reglas que rigen la política global, con una transmutación del poder y la forma en que se (re)negocia entre países. En palabras del autor, esto significa que "la política nacional, que solía funcionar según reglas, y la nueva política mundial cosmopolita, que funciona de un modo que cambia las reglas, están completamente entrelazadas entre sí. No pueden separarse en términos de actores, estrategias o alianzas específicas." (Beck, 2018, p. 195).
Considerando esta conceptualización, es realizada un breve análisis de la metamorfosis de las relaciones internacionales. En este sentindo, a partir de la idea de la sociedad global, Beck explica que la metamorfosis del mundo se establece a partir de un examen binário para la tomada de decisiones políticas. O sea, todo aquello que antes era considerado en aislamiento - como la cooperación y la competición, la igualdad y la desigualdad, la economía y el medio ambiente, lo individualismo y la solidariedad, el localismo y el cosmopolitismo, etc. - está, hoy, interconectado y, por lo tanto, debe ser analizado conjuntamente para diagnosticar las transformaciones y, consecuentemente, permitir el desarrollo. Así, con la introducción de nuevos espacios de actuación, la metamorfosis de la sociedad mundial plantea nuevos horizontes para la política, considerando que esta no está más restrita, unicamente, a los límites establecidos por los acuerdos tradicionales de los Estados nacionales y, tampoco, vinculada solo a los agentes, instituciones o estructuras nacionales.
De hecho, hoy en día nada es permanente. Mientras que la política nacional prevalece mediante la aplicación de normas internas, la nueva política transmutada en el marco de bloques económicos modifica la propia aplicabilidad de la ley, sobre todo por la interdependencia entre Estados y normas. Esto indica que, en una realidad metamorfoseada, las políticas nacionales e internacionales están entrelazadas. Para Beck, las ciudades se encuentran en el epicentro de la metamorfosis global, ya que los grandes centros urbanos tienen la capacidad de mediar en las relaciones interestatales desde un punto de vista y, desde otro, de ser escenario de nuevos actores -como las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y las Empresas Transnacionales (ETN)-, así como de políticas públicas para la constitución de espacios cosmopolitas plurales.
De este modo, es en el contexto urbano donde se produce una verdadera transfiguración de las antiguas divisiones en asociaciones y, en consecuencia, el modelo de la sociedad de Estados se debilita progresivamente y es sustituido por una nueva forma de organización mundial, en la que las ciudades han asumido un papel extremadamente importante como actores globales. Además, en la medida en que se tomó conciencia de que "no hay respuestas nacionales a [riesgos y] problemas globales" (Beck, 2018, p. 65), los Estados facilitaron la organización de redes de ciudades con el objetivo de construir decisiones políticas colectivas. Precisamente porque un Estado nacional no puede y no consigue resolver por sí solo los riesgos que amenazan a su población[4]. En definitiva, Beck (2018, p. 232) subraya que las ciudades son capaces de establecer "un nuevo patrón de alianzas y conflictos que da forma a la política urbana en todo el mundo (aunque de maneras muy distintas, en diferentes lugares y contextos)".
La tercera y última parte del libro, titulada "Panorama", plantea interrogantes que siguen sin respuesta, porque nadie es capaz de precisar el curso exacto de la metamorfosis del mundo. Con el notorio cambio de paradigmas y referencias globales, se observa que la metamorfosis se está produciendo en la interdependencia y la lucha de poder entre Estados y ciudades, hecho que abre diversas perspectivas para la dinámica de una nueva política cosmopolita. Mientras tanto, la disolución del mundo tradicional y la transición gradual hacia una sociedad cosmopolita hacen que los efectos de la globalización distribuyan los riesgos por igual entre el centro y la periferia, de modo que se establecen nuevas estructuras y políticas. Desde este planteamiento, Beck propone ideas inspiradoras encaminadas a demostrar que existen externalidades positivas que se derivan de los efectos secundarios negativos y que pueden contribuir a promover políticas públicas innovadoras que tengan en cuenta los riesgos como anticipación a las catástrofes globales. Así, el optimismo del sociólogo es innegable al ofrecer posibles respuestas sobre cómo la sociedad global puede apropiarse del fenómeno de la metamorfosis para impulsar transformaciones sociales efectivas en el contexto del desarrollo de alianzas urbanas y estatales, la creación de nuevos horizontes normativos transnacionales y la promoción de nuevas inversiones estratégicas dirigidas a un conjunto de acciones que garanticen las democracias.
A lo largo de todo el análisis desarrollado en la obra, Ulrich Beck demuestra que las actuales civilizaciones vivencian constantes procesos de metamorfosis del mundo, lo que hace este libro esencial para la comprensión de las transfiguraciones sociales, políticas y económicas, bien como para reflexionar sobre la creación de políticas públicas capaces de solucionar los problemas de orden global. Es preciso comprender los nuevos conceptos de esta nueva realidad, pues lo mundo que fue “imposible ayer, hoy se hizó real y posible” (BECK, 2018, p. 12), estableciendo amenanzas que se van a concretizar mañana. De hecho, Beck se preocupo en alimentar formas de pensamiento crítico que desafian la política mundial, orientada para una reforma capaz de viabilizar la concretización de una sociedad orientada a la cooperación en los más distintos aspectos.
Por último, Beck concluye que las transfiguraciones de la sociedad globalizada desestabilizan las certezas de la modernidad y, al mismo tiempo, el foco de atención se desplaza hacia procesos y acontecimientos involuntarios que van más allá de los ámbitos de la política y la democracia, provocando una conmoción fundamental que rompe con las constantes antropológicas de las civilizaciones y las visiones anteriores del mundo. Por ello, es importante que las actuales y futuras generaciones de arriesgados profundicen en el debate sobre el futuro del planeta, en constante metamorfosis, para poder articular respuestas que ayuden a crear políticas públicas cosmopolitas, igualitarias y democráticas. Se trata de un reto de primer orden.
La teoría de la metamorfosis va más allá de la teoría de la sociedad global del riesgo: no se ocupa de los efectos secundarios negativos de los bienes, sino de los efectos secundarios positivos de los males. Estos producen horizontes normativos de bienes comunes y nos empujan más allá del marco nacional hacia una perspectiva cosmopolita.
Ulrich Beck
Notas
*Profesor Efectivo en la Carrera de Enseñanza Superior en el Curso de Pregrado de Derecho en la Universidad Federal de Pampa (UNIPAMPA / Campus São Borja). Postdoctorado con beca CAPES del Programa de Postgrado en Derecho de la Universidad Regional del Noroeste del Estado de Rio Grande do Sul (UNIJUÍ), en el ámbito del Programa de Desarrollo de Postgrado CAPES "Derecho a la Vivienda, Neoliberalismo y Vulnerabilidad: la violación de los derechos humanos y las consecuencias ambientales". Doctorado y Maestría en Derecho por el Programa de Postgrado Stricto Sensu en Derecho - Maestría y Doctorado en Derechos Humanos - de la Universidad Regional del Noroeste del Estado de Rio Grande do Sul (UNIJUÍ), con beca completa de la Coordinación para el Perfeccionamiento del Personal de Enseñanza Superior (CAPES). Licenciado en Derecho por la UNIJUÍ.
[1] Esto es lo que desestabiliza las certezas de la sociedad moderna y, con ello, acaba desplazando "[...] el foco de atención hacia el 'estar en el mundo' y el 'ver el mundo', hacia acontecimientos y procesos involuntarios, que generalmente pasan desapercibidos, que prevalecen más allá de los ámbitos de la política y la democracia como efectos colaterales de la modernización técnica y económica radical." (Beck, 2018, p. 11) (Beck, 2018, p. 11-12).
[2] No se completó debido al fallecimiento del autor en 2015.
[3] Los principales promotores de la llamada política de la invisibilidad son los Estados nacionales y los grandes grupos privados, ya que mantienen y reproducen posiciones de poder en la sociedad. Sin embargo, con las transformaciones en el mundo generadas por los procesos de globalización, esta política de la invisibilidad se enfrenta al poder de los medios de comunicación de masas a través de una importante metamorfosis digital (Beck, 2018).
[4] Cada vez es más necesario buscar soluciones globales a problemas locales. Un buen ejemplo de ello son los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos en la Agenda 2030 de la ONU, establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas. La aplicabilidad de estos objetivos globales puede ayudar a resolver problemas locales y responder a riesgos sociales, en la medida en que los Estados -y más específicamente las ciudades- establezcan políticas públicas para implementarlos de acuerdo a las particularidades regionales.
Referencias
BECK, Ulrich. La metamorfosis del mundo: nuevos conceptos para una nueva realidad. Traducción de Maria Luiza X. de A. Borges. 1 ed. Río de Janeiro: Zahar, 2018.
BECK, Ulrich. La sociedad del riesgo: hacia otra modernidad. Traducción de Sebastião Nascimento. São Paulo: Editora 34, 2011.
BECK, Ulrich. Sociedad mundial del riesgo: en busca de la seguridad perdida. Traducción de Marian Toldy y Teresa Toldy. Lisboa: Edições 70, 2016.
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